Sol y nieve. Perfecta combinación.

Despertarse, mirar por la venta y verlo todo cubierto de blanco…Para los que somos del Sur, acostumbrados a ver el mar, ésta es también una maravillosa estampa que invita, sin duda, a salir a la calle a disfrutar de la jornada, y si además el cielo nos regala un estupendo sol, no hay excusa posible que nos deje en casa.

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Con resfriado familiar, pero bien abrigados, saborear un maravilloso día de nieve es un fantástico plan, sobre todo ahora que empieza a oscurecer más tarde. ¡Cada rincón imaginable se ha vuelto blanco! Cierto es que no es la primera vez que vemos nevar pero no habíamos pasado de una nevada intermitente o leve. En Granada también hemos disfrutado de la nieve en plena ciudad, aunque no de la misma forma. Aquí no es algo esporádico, sino lo habitual. Al parecer, este año está siendo bastante suave y el invierno se está portando bien.

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Con dicho panorama en el exterior, es fácil conseguir que toda la familia se ponga las pilas en tiempo récord y salir a la calle para no perder detalle, ¡como si por tardar unos minutos más la nieve fuera a desaparecer! En estas ocasiones, Frederiksberg Have es siempre nuestra primera opción, ya que está cerquita de casa, tiene explanadas inmensas de vegetación, lagos, patos y cuestas para deslizarse con los trineos. Porque sí, ¡ya tenemos trineo! los Reyes Magos no pudieron atender esta petición de la pequeña pero el asunto ya está resuelto. En él caben dos personas y es de color rosa, claro 🙂 Con todo lo necesario para el disfrute, lo primero siempre es coger nuestras bicis y retirar la nieve de ellas.

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En una salida a la nieve hay algo imprescindible, además de jugar a lanzar bolas, y es hacer un muñeco de nieve. Más aún cuando hemos visto Frozen como unas quince veces y la canción ‘Hazme un muñeco de nieve’ (con diálogo incluido) es la preferida por tu hija. Con zanahoria en el bolso y algún que otro detalle más, padre e hija dieron forma a nuestro particular Olaf: un muñeco regordito y con pelo pincho cuyo cuerpo se hizo realidad gracias a los trucos del papi para hacerlo (yo no sabía que hacer un muñeco de nieve tenía su técnica, oye, pero la enana aprendió rápido y la cabeza de Olaf fue cosa suya).

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Cuántas veces, como padres, no habremos pensado o dicho eso de «ojalá esto hubiera existido, o hubiera podido disfrutar de aquello, o cuánto habría dado por hacer o vivir eso otro… cuando era pequeño». Al verla  a ella crecer y disfrutar con cosas quizás banales, sí, pero al mismo tiempo tan enriquecedoras para la mente y para la forma de enfrentarse al mundo el día de mañana, es fácil sentirse satisfecho y orgulloso. Tendrá que enfrentarse a problemas como todo el mundo, pero ojalá sea capaz de utilizar las herramientas aprendidas en el camino para saber solventarlos y hacerles frente. Para levantarse tantas veces haga falta… Entiéndase, son divagaciones a las que una llega, no por el hecho de disfrutar de un día de nieve (algo positivo), sino por comprobar y aprender de una niña de dos años a adaptarse y sacarle el jugo a cada una de las experiencias que buscas o encuentras en la vida.

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Son ellos, los niños, quienes nos enseñan a valorar cada momento, a ver las cosas como si fuese la primera vez en nuestra vida que estamos frente a ellas. Nos demuestran que todavía somos capaces de sorprendernos, ilusionarnos y entusiasmarnos con la nieve que cubre las hojas, con el canto de los pájaros, con la imagen de un lago helado… Sus ojos se iluminan cuando lanzas una rama al agua congelada y «¡no se hunde, papá!». Entonces llega la explicación y sus correspondientes «porqués», y te maravillas sobre cómo alguien tan pequeño, pero tan grande al mismo tiempo, se hace esas preguntas tan complejas con ese interés por comprender el mundo que le rodea.

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Aprendiendo el porqué de las cosas

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Y sólo espero que nunca pierda ese ansia por saber, por comprender, por entender… que no se conforme nunca con una primera respuesta si no está segura de que es la correcta.

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Ella y su espacio, tan necesario

 

En fin, que me voy del tema. Como decía más arriba, los días ahora son más largos, oscurece más tarde y, a pesar del frío (que no es tanto), empezamos a sacarle partido a las tardes de invierno. Pasear con el paisaje blanco, caminar bajo una nevada que resulta agradable (aunque no tanto cuando vas en bici), patinar sobre hielo o deslizarse con los trineos suelen ser opciones más que viables estos días 🙂

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El trineo rosa ya es una realidad, ahora hay que darle uso…

 

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Los parques ahora parecen infinitos

 

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Para los niños, jugar en el patio del colegio es un gustazo

 

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E ir a una guardería caminando por la nieve también lo es

 

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Incluso aprovechar llegar antes para disfrutar del tobogán

 

De hecho, el patinar sobre hielo es algo que a Vega le gusta y mucho. Lo descubrimos no hace demasiado tiempo. Iniciado el mes de Diciembre ya colocaron algunas pistas de patinajes sobre hielo por la ciudad, con la suerte de que justo debajo de casa nos colocaron una y lo mejor de todo es que, en el kiosko de la Kommune, te prestan los patines así que para aprender es genial. ¿Lo malo? Que hasta que aprenda hay que llevar a la pequeña casi a peso… así que no es una actividad que practiquemos cada tarde…

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Primer acercamiento a los deportes de invierno 😉

 

Un día cualquiera de un mes de invierno en Copenhague. Seguiremos saliendo a la calle y contando y sumando experiencias. La próxima muy, muy pronto.

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2 comentarios en “Sol y nieve. Perfecta combinación.”

  1. Como siempre un placer leerte,cada vez que OS vemos me encantais ,esa familia tan bonita que formáis Alba,yo siempre he pensado que da igual donde estés ,lo importante es con quien estés Y Vega esta con su familia y ese bichito es feliz,me ha encantado el vídeo ttirándose con el padre en el trineo jajaja los gritos de alegría que pegaba ,esa Vega es genial,te dan ganas de comértela Muchos besos para los tres

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